El día de Todos los Santos fue instaurado por el Papa Urbano IV para compensar a los fieles por todas las fiestas de santos que no se celebraban durante el año. El día 1 de noviembre es costumbre en toda España celebrar esta fiesta con la familia: se acude a la iglesia y se llevan flores a los seres queridos en los cementerios. Las distintas generaciones dentro de una misma familia se une para rememorar a las anteriores. En mi opinión, es algo bonito. Puede que para la gente de nuestra edad no lo sea, porque posiblemente no nos apetezca estar todo un día con la familia, sin amigos y en un cementerio rodeado de recuerdos en mayor o menor medida tristes; pero también es una forma de tener siempre presentes a todos aquellos a quienes queremos y que ya no están con nosotros.
Además de el fondo general de este día, en cada parte de España, existen unas costumbres diferentes. Las comidas y las actividades varían mucho, aunque en gran parte tienen que ver con los frutos de otoño. En Asturias ( y Galicia) se celebra lo que llamamos "magosto" o "magüestu" (aunque hay muchas formas distintas de llamarlo según la zona y la provincia) y que consiste en tomar castañas asadas; en Asturias las acompañamos de sidra de manzana, mientras que en Galicia lo hacen con leche. También es tradición general en todo el país tomar por este día un dulce llamado "huesos de santo", que consiste en cilindros de mazapán rellenos de dulce de yema y que se asemejan a huesos con el tuétano; además se suele representar sobre estas fechas la obra dramática "Don Juan Tenorio".
Sin embargo, durante los últimos años, hemos tratado de adoptar la costumbre de otros países de celebrar Halloween. Lo cierto, es que es una oferta sin duda más atractiva: disfraces en lugar de iglesia, amigos en lugar de familia, dulces en lugar de flores y las calles en lugar de los cementerios. También es cierto que en nuestro país este intento de cambiar las costumbres se debe en mayor parte a la televisión y a las grandes superficies y negocios, que tratan de vender más con la excusa del Halloween. Yo, desde mi situación de adolescente, he de admitir que celebro Halloween y no Todos los Santos porque lo considero más divertido, pero estoy segura de que tampoco lo celebro como debería: es decir, que no sigo las costumbres reales de esta fiesta, si no que sigo las que aquí nos hemos inventado para tratar de imitar las costumbres extranjeras que tan atractivas nos parecen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario